Supongo que habréis oído hablar de la evaluación del desempeño por competencias del empleado. Básicamente, su objetivo es el desarrollo del trabajador y la mejora de los procesos de la empresa. Entre los tipos de competencias evaluables, las más frecuentes son la ejecución de las tareas, actividades o funciones propias del puesto y la adaptación al ambiente de la organización. Existen diferentes modelos de evaluación. Así, los empleados pueden ser evaluados por sus jefes, por sus compañeros de trabajo e incluso por sus subordinados.
Veamos tres situaciones distintas y las características que las definen:
1) Evaluación multidireccional
Si la evaluación se hace desde varias ópticas (jefes, colegas y compañeros, por ejemplo), evidentemente se tratará de una evaluación más objetiva. No hay problema: tú evalúas y a ti te evalúan. Puede que haya algún tipo de parcialidad por parte de alguien, pero quedará contrarrestada por los demás actores de la evaluación. Si la evaluación te sale mal, pensarás que todos están en tu contra. Pero la verdad es que los demás no nos ven como uno cree que lo hacen, así que probablemente sea verdad lo que dicen "todos" de ti (aunque hay excepciones como todo en la vida, claro está). Lo que tienes que hacer es pararte a reflexionar e intentar mejorar.
2) Evaluación unidireccional de un buen jefe
Si es unidireccional jefe a empleado, pero tu jefe es un buen jefe, no hay problema, porque éste tratará de ayudar a desarrollar a sus empleados hacia un nivel más eficaz y competitivo. Su lema es: “si tu creces, yo crezco”. Hay diálogo enriquecedor y el empleado está satisfecho. Quiere mejoras y así lo conseguirá.
3) Evaluación unidireccional de un mal jefe
Lo malo es cuando te encuentras con evaluaciones “unidireccionales” de jefe a empleado y tu jefe es un mediocre. Es fatal. En esta situación lo que ocurre es que el jefe tratará de demostrar que tú eres menos efectivo que él, que no tienes desarrolladas las competencias necesarias para el desempeño de tus funciones y que él es tu único “salvador” si le rindes pleitesía y no le pones en evidencia ante su incompetencia, claro. Si sus superiores le han dado a él puntuaciones bajas en su propia evaluación, él te las dará más bajas todavía. La cuestión es demostrar que tú eres peor que él, no sea que le quites la silla… Tratará de puntuar bajo tus competencias en coordinación, trabajo en equipo, capacidad de análisis, es decir, aquellas cualidades que él piensa que debería tener un jefe y, como él sabe que no las tiene, pues sus subordinados, menos aún. Total, que tu hoja de evaluación será de lo peor de la empresa.
Se recomienda encarecidamente a los empresarios y directores generales, que si implementan este tipo de acción en su empresa, lo hagan de forma multidireccional: sacarán el verdadero provecho de esta inversión (en tiempo y recursos), sus empleados estarán más satisfechos y se sentirán más reconocidos, y además lograrán destapar a aquellos jefecillos mediocres que les tienen engañados. Los propios empleados “tirarán de la manta”.
jueves, 21 de enero de 2010
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